Para empezar el artículo de hoy sobre esta comunidad cada vez mas grande, os traigo un fragmento del programa La aventura del saber de RTVE, que trata sobre la feria Maker que se celebró hace un tiempo en Bilbao.
Este vídeo deja sin argumentos a muchos de los recelosos del hardware libre, y sus tantas aplicaciones funcionales como multicópteros, impresoras 3D y un gran abanico de inventos desarrollados por y para la comunidad, veamos algunos ejemplos.
Además, el vídeo nos permite hacernos una idea de lo rápido que se está haciendo hueco la cultura Maker en España, y como los Makerspaces crecen en número como antaño lo hicieron los Hackerspaces.
Si alguno en Barcelona o cercanías me invitara a visitarles, aceptaría encantado.
Hasta hace poco, no demasiada gente conocía esta nueva cultura que surge con la llegada del Hardware libre para todos, gracias a dispositivos como Arduino, Raspberry PI, Beaglebone y WRTNode.
Nuestros abuelos, vivieron la revolución del transistor y gracias a ellos existen los circuitos integrados que hoy en día todos utilizamos de forma cotidiana, e incluso los llevamos en nuestros bolsillos, muchas veces sin cerciorarnos de ello.
Nuestros padres, exploraron los sistemas operativos y las redes telefónicas, vieron nacer la red de redes, y su gran creación fue la BlueBox, con la que podían llamar a cualquier lugar del globo de forma gratuita, situando el altavoz de la BlueBox frente al micrófono del teléfono y marcando las frecuencias necesarias para saltar de centralita en centralita, y poder de esta forma mantener conversaciones privadas en líneas reservadas.
Ahora nosotros tenemos la capacidad de hackear las cosas y además de mejorarlas, hacerlas nosotros mismos. Tenemos el conocimiento accesible, tan solo a un «click» de distancia gracias a la libre información.
La revista «The Economist» considera el movimiento Maker como el germen de la tercera revolución industrial; y si bien ahora tenemos la oportunidad de cambiar la forma en la que creamos las cosas, debemos meditar sobre el uso que hacemos de las tecnologías que tenemos a nuestro alcance, para así utilizarlas de una forma éticamente correcta.
También debemos vigilar la legislación del país en el que vivimos, porque de lo contrario podríamos acabar entre rejas como el chico que ha sido condenado a dos años de prisión por fabricar dos pistolas con su impresora 3D.
El Gobierno Japonés considera que «ha dado a conocer públicamente que es posible imprimir armas en casa», y quieren dar ejemplo con su sentencia, ya que temen que esto se vuelva habitual, porque sería incontrolable ya que carecen de número de serie y no es necesaria licencia para imprimirlas.
Además estas armas por el material del que están fabricadas, (generalmente resinas termoplásticas) son difícilmente detectables en aeropuertos; pero podrían matar a una persona de un solo disparo como un arma de fuego convencional.
Otro ejemplo de mal uso, aunque menos peligroso y bastante mas pillo, es el del siguiente vídeo en el que un chico intenta grabar a su vecina en toppless mientras esta toma el sol en su azotea; el pequeño drone se salva por poco de acabar roto a escobazos.
¡Do it yourself, Maker!
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